viernes, 15 de diciembre de 2017

Densidades

Una miríada de recuerdos desfilan en mi mente,
cada uno con una densidad aparentemente aleatoria,
cuyos números  fluctúan arriba y abajo, quedando unos indiferentes
y otros caen pesados uniéndose al sustrato, que es mi alma,
creando un parasitismo que me agota
y a su mismo tiempo certifica mi existencia.

Y cuánto pesas, me pregunto cada noche hasta que la masa
se vuelve más y más espesa y los números arden,
las estrellas brillan y tus sentencias se vuelven de muerte,
y tus casuales caricias se tiñen de señales de amor vivo.
Entonces la pregunta pierde su razón de ser
y vuelvo a ser presa de este juego del que parezco no aprender.
Sin embargo sigo repitiéndomela como un mantra
hasta que cae la mañana y mis párpados con ella.
Y qué sorpresa..., tú eres la onironauta que me sonríe desde las sombras.

Cuál será el volumen de tu cuerpo reservado
para este residente despistado.
Cuánto hay de mí en tus ojos, en tus entrañas,
en esa maraña que seduce y roba tu sueño.
Cuánto de mí hay en tus inseguridades,
en tus pesadillas, en el pecado que de ti es dueño.
No sé la respuesta pero rezo por tener la suficiente masa
para que orbiten alrededor de mí tus suspiros.

martes, 12 de diciembre de 2017

Palabras silenciadas

Dónde quedaron las malditas palabras,
¡y por qué callo tanto si me cuesta tan poco odiaros!
Bruja maldita que sellaste el verso
devuélveme las alas para que tenga sentido tanto drama.
Rehaz el hechizo.
Rehaz el hechizo, maldita, antes de que sea tarde
y la tarde de Abril arda, y la tarde de abril huya,
y la tarde abril caiga ante un invierno que solo murmulla.
Dónde estás maldita usurpadora
del don de gentes, del regalo arrebatado,
del arrebato amedrentado,
del amargo salobre de tus labios endulzados.
Arda en cal viva mi sino si es a tu lado,
mueran los lazos del destino en camino sepultado,
griten los susurros, canten los silencios
y lloren maldecidos caminantes sin camino.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Repasemos el 2017

Sin pretender librarme de mi papel de pesimista crónico creo que no puedo negar que 2017 ha sido un gran año. Escribía esto en marzo de 2016:


Y hoy (spam incoming) estoy a un par de meses de publicar mi primer libro.

Dejando un poco de lado el narcisismo, este año también he conocido gente interesante. No, no te aventuras tan pronto, no estoy hablando de que mis habilidades sociales hayan mejorado, me refiero a personitas como Villeneuve, director de Blade Runner 2049, al bueno de García Márquez, he redescubierto a Paul Auster. También he tenido mi sesión de directores franceses pedantes y a esto se le han añadido algunos filósofos de esta nacionalidad. Y como siempre, ha habido una miríada de señoritos japoneses que han conseguido que se me caiga la baba con ellos, como por ejemplo el bueno de Satoshi Kon y el clásico Asano. Pero en general he consumido mucho menos arte que otros años. He escrito poco, casi no he visto cine, he leído menos de la mitad que el año anterior y por ende se puede deducir la falta de reflexión. Eso sí, he dormido el triple y he sido, en definitiva, un poquito más feliz.  
Escribía esta esta estrofa en septiembre:


Es septiembre y no encuentro mi libreta,
eso me asusta, nunca antes fulminaba tanto el tiempo
y lo odio, porque Mayo condena al solitario,
inminente, como el golpe inesperado que predice
mi presente, entumecido por un sueño aletargado
que se vuelve realidad y eso me aterra.

Y la verdad es que no he podido estar más acertado. Era septiembre, el año llegaba a su final, no había escrito casi nada en verano, se acercaba mayo y seguía (y sigo) más solo que la una y a todo esto había que añadir que me acababan de anunciar que iba a publicar el libro... ''Hola, soy Cristian Johnny, este año no he hecho absolutamente nada y Dios me bendice con la publicación de mi libro en el que la crítica (si es que llego a tener) me va a lapidar por la falta de nivel. ¿Y qué hago para solucionarlo? Nada, escribir una poesía lamentándome un poco y seguir vagueando''.
Quien me conoce ya sabe que la disciplina no es mi fuerte y que soy más inestable que un diseño de Calatrava. El quid de la cuestión es que voy a temporadas, durante unas semanas me presiono muchísimo para después desinflarme durante unos meses, el problema es, que este año, esas semanas han brillado por su ausencia.
Joder, si es que hasta en el ocio he fallado. No he superado mi marca en Overwatch,  league of legends solo lo he jugado el último mes. He probado titulazos como Breath of The wild, Night in the woods, Divinity original sin 2, Senua's sacrifice y no he completado ninguno. Gracias a Dios sí que he acabado Tacoma y Nier: Automata, pero como podéis ver, la lista no es muy amplia. Eso sí, qué risas me he echado jugando con los colegas, sobre todo echando unas pantallas partidas con mi cuñado al Digimon.

¿Y por qué he sido más feliz? He comido el doble de sushi, bebido el triple de vino y cerveza y creo que he batido el récord personal de horas dormidas, pasando de 5 o 6 horas diarias y algunos días sin dormir a llegar incluso a la desternillante cifra de 8 y hasta 9 horas, gracias a mi buen amigo Santi que me ha metido en su empresa y unos estudios que si bien no les he prestado atención, han dado muy buenos resultados. He ido de aventuras con mi hermana y mi cuñado, virando desde ser robados por cabras, pasando por casi ahogarme y acabando por ir por toda la ciudad con la alarma del coche pitando a las tantas de la noche. He conseguido sobrellevar mucho mejor mi agorafobia-depresión extraña, olvidando por meses enteros tomarme los antidepres. Eso sí, tengo la razón de que emocionalmente me he cerrado incluso más, sobre todo con los conocidos, pero, who cares? Si bien la lista de personas que me importan se va reduciendo a velocidades vertiginosas, he pasado muy buenas horas con Cris viendo pelis de animación y cerveceando, con Diego8 y su familia viviendo -así en general-, con mi hermana y mi cuñado que son un pack en mi vida, con Rafa y la chupipandi manqueando en el lol, con mis colegas de siempre haciendo locuras y compartiendo mis penas e incluso me he permitido alguna inesperada incorporación como el capitán Danija. Me he ''enamorado'' un par de veces, signo de que algo sigue latiendo debajo del pecho, la lista de ''madres de mis hijos'' sigue creciendo y eso, soñar es gratis. También he de decir que el hecho de que haya escrito poco no significa que no siga mejorando, de hecho me he centrado un poco más en mi blog donde hablo de arte y la verdad es que han salido textos interesantes.

En definitiva ha sido un gran año, sobre todo porque comienza mi carrera como escritor. Pero creo que esto debe servir como pretexto para esforzarme un poco más. Mi segunda novela casi está terminada y me gustaría publicar mi segundo y hasta tercer libro en 2018 y a esto hay que sumarle que, probablemente, para este año también entraré en la universidad o habré encontrado un puesto estable como administrativo. Supongo que mis deberes están bastante claros, repetir el 2017 y mejorarlo aunque sea un poquito. Dejar de comprar tantos libros, beber menos, abrirme más con la gente, dejar de ser tan precavido y desconfiado, enamorarme un poco más y seguir escribiendo como un cabrón. Por cierto Diego, sé que no vas a leer esto pero te lo repito una vez más: ¡Tú y yo vamos a hacer algo grande!


Feliz Navidad, felices fiestas y espero que vuestro año haya sido tan bueno como el mío e incluso mejor.


sábado, 18 de noviembre de 2017

Culpables

Tuve un sueño bastante extraño. Los cristales estaban esparcidos por un espacio donde no existía gravedad y tiempo. Cuando yo llegué ya estaban rotos, aunque siendo sincero, me cuesta demasiado recordarlo.

El tiempo se había detenido. El estatismo reinaba en aquel lugar vacío, probablemente su trono se encontraría al final de la escalera. No obstante era imposible saberlo, desde lo más bajo, por más que forzara mi vista lo único que lograba ver eran los peldaños que se alargaban infinitamente.
Quedarme parado me inquietaba, no moverme significaba mimetizarme con aquel espacio anacrónico y desaparecer, perderme en ese laberinto de un solo camino.
Avanzar era doloroso, no solo porque mis músculos entumecidos se sentían diez veces más pesados, sino porque los cristales desgarraban mi piel a cada paso. Pero se trataba de un dolor inmaterial, casi inexistente, invisible. Presentaba una oxímoron irresoluble, una trampa al intelecto.

Detrás de mí, gotas de sangre flotaban tiñendo los cristales de carmesí. Sin embargo bastaba con unos escalones más para que el camino recorrido se difuminara y acabara siendo engullido por una oscuridad azabache e inabarcable. Qué sentido tenía seguir avanzando. Por qué no simplemente sentarme y tratar de esperar inútilmente en un lugar en el que no fluye el tiempo.

Entonces me pregunté quién había tenido el mal gusto de abandonarme en un problema imposible de resolver. Quién había sido tan malicioso de desquebrajar los cristales y abandonarlos sobre el único camino. Quién podía ser tan macabro como para no darme más opción que avanzar sin ofrecerme meta alguna. Mientras seguía avanzando perdiendo cada vez más y más sangre, me preguntaba quién sería el culpable. Quién.

domingo, 29 de octubre de 2017

Cansado

No me toques los huevos o te abro la herida,
cansado del cansancio siempre en la mirilla.
Una muerte decente me convencería
si viniese de frente con la apuesta encima.

Llamándole a las tantas tiene un tonto encima,
de mí solo se acuerda en comisaría.
Por las mañanas llora y en noches tan frías
necesita un cabrón que la mantenga viva.

Qué le puedo dar si no me queda nada:
cuatro libretas llenas, la noche empalmada,
chupitos de tequila y cuentos de hadas,
libros que cogen polvo y miradas cansadas.

Todo me da vueltas quizá estoy cansado,
que a mí no me han vencido yo me he derrotado,
no vendí mi alma más la he regalado,
las putas arpías pagan al contado.

Por qué estaba llorando y yo no la entendía,
me sentía orgulloso por más que la hería,
solo me importaba la cerveza fría.
Sigo pagando deudas, quién me lo diría.

Ha pasado el tiempo, en qué me he convertido,
dónde quedó aquel niño, el chico extrovertido
enamorado de una niña que le había entendido,
apuntando a lo más alto, marcando el camino.

martes, 12 de septiembre de 2017

Resilencia

Acostumbrado a levantarme cuando caigo
ya no asusta, la estridencia de la alarma es un bostezo,
no sorprende, irrelevante ante el hastío que supone,
no sucumbe, y trona como el rayo que no cesa
la ignorancia, mi mirada la desea como nunca,
es un hecho, innegable como el mármol de mi pecho,
es un hecho, innegable como el beso censurado,
y no comprendo, por qué si le amaba lo negaba,
y no comprendo, por qué si me amaba no lo supe.

Es septiembre y no encuentro mi libreta,
eso me asusta, nunca antes fulminaba tanto el tiempo
y lo odio, porque Mayo condena al solitario,
inminente, como el golpe inesperado que predice
mi presente, entumecido por un sueño aletargado
que se vuelve realidad y eso me aterra.

Acostumbrado al dolor de la caída:
''resilencia'', como un mantra repetían los adultos
y ahora dime, quién demonios pagará toda esta deuda.

martes, 15 de agosto de 2017

La madurez del alma

La justicia es falsa, la muerte poética,
el alma raquítica ante la pérdida
inminente, como la espera de Dios.

Suena una alarma irrelevante,
escéptico cadáver imprudente no cree
en el mori memento -ley divina-,
mentira prudente -oscuridad mortecina-,
dolor versado en los anales de la historia
traduce: cínica sorpresa impredecible.

Muerte: la única certeza inevitable,
la esencia que precede la existencia.
La muerte elige al hombre,  don definitorio.
El hombre es acto, el hombre es muerte. ¡Qué fue él
sino mi hermano, sino escarmiento y lucidez,
sino  aproximación al ser y la conciencia!
Qué ser..., y qué conciencia..., malditos harapos,
destruyen la virtud infante,  voz de dios.
Pero todo enmudece, el dolor caduca,
al fin al cabo el humano es muerte
y consciente de sí mismo, se evapora.

El rayo no cesa. Animal vulnerable
lame sus heridas con pereza merecida,
demasiados pecados y poco capital.
Construir sobre mojado resulta tan fácil
que la vida se me antoja innecesaria.
Qué asequible resulta la tierra baldía,
es tan barato un bien irrecuperable
y edificamos mierda sobre los cimientos.

El hombre está condenado a ser libre,
la muerte impredecible dicta sentencia.