Creo

Hay un momento en el que te enteras de las cosas,
cuando coges las bolsas, cuando duelen las pesas,
cuando gastas y duele y huele que mal vas,
cuando pones las malvas en las cajas sagradas.

Creo en Jesucristo y en el espíritu santo,
en la santa virgen, en la miel y el barro,
en el cuento, en el mal, en el cuenco,
en el sol y en el viento,

creo en Dios Padre,

creo en la madre,  
Todopoderoso,

Toda y poderosa
Creador del cielo y de la tierra. 

lo más grande, la Tierra.

Y en Jesucristo, su único Hijo,

y en todos nuestros mijos, y en todas las mijas,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,

en la del bombo, mártir, 

nació de la no tan Santa de la no tan Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

y también de unos millones de cientos,
fue crucificado, muerto y sepultado,

subido a youtube, bajado con datos,
descendió a los infiernos,

con un kilo y un par de cuernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,

por él unos cuantos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable..

La bestia

Quiere que le dejen solo

o eso es lo que la gente dice,

pero cuando echan la vista atrás, 

todos estos recuerdos maldicen.

Dicen que siempre camina solo,

que no se anda con tonterías,

que todo lo que ocurre en el mundo,

no son más que porquerías.

Le han visto por la ventana,

con la cabeza baja pensando,

en todo lo que nunca nos dice,

y al sol por la noche maldice.

Caminando entre el canto de alondra,

ahonda en las profundidades del mundo,

nunca se equivoca ni contradice,

contra más dicen, más taciturno.

Dicen que nunca se cansa,

que no se refleja en el vaso,

que huyen de espanto de a miles

de esparto las trenzas, ausente en su parto.

Y parten de cero rumores,

entre cristales camina descalzo,

que el mazo del juez le prohíbe

aunque sea sonreír de tanto en cuanto,

y cuentan a tontas que pide,

cuando nadie le observa en su cuarto,

abriles y mares de síes,

y tantos cuartos y tontos cuentos.

Y tantos cientos que olvida,

recuerdos marchitos y muerte,

que el gesto se tuerce y merece

los males que ya no se quitan.

Y "quite de en medio" le grita,

al niño que pisa descalzo,

que en trampas y bombas se peina,

que no se recluye en un cuarto.

Dictan tontos, con pocos cuenta

porque nadie conoce si muerde,

porque nadie conoce la muerte,

porque nadie sabe que con nada sueña.

Antes

Antes los pájaros sobrevolaban el cielo y te despertaban cada mañana cantando,

canto de halondra, risa de fuente, clara mañana temprana lavando

los ríos de aguas de maras y puentes eternos lejanos de invierno.

Antes cantaban las madres y silbaban las flores de largas pestañas

miradas que entablan silencios y hastíos de lunes eternos,

algunos cuadernos quemados por malos resultados que casi ni recuerdo.

Antes los coches conducían a cuentos, los recuerdos pesaban como losas

y cómo osas pesar aquello que envuelve, mori memento.

El cemento es la meta, vivir y lamentos, cocacola y los mentos,

menta y chocolate en los cuencos, sangre en las cuencas, cuenta las flores.

Y mira las nubes, y sonríe cuando puede y cuando me dejan no miento.

A tientas y a gatas, miradas y amores, canto de alondra, abriles y albores.

Francotirador

https://www.youtube.com/watch?v=c2in2DesbMk&list=RDc2in2DesbMk&index=1&ab_channel=Jayder

Las manos en el arco apuntando en el ático,
cabezas que deambulan que no dicen ni un adios,

son malos en jeriátricos, se les pasó el arroz,

son balas que disparo yo, no tiro ni el avión,

no atino al corazón, eso mismmito ya te lo hago yo.

Ministros buscan piso en el centro de la Razón,

minitas parten cuellos a la derecha de Dios,

ni mitos ni leyendas ha muerto la religión.

Qué, que no lo intento,

qué tonto eres hijo jodiste nuestro momento,

recuerdos que gastaste, balas de repuesto

algún día, te lo dije, me marcho con lo puesto.

El texto, es mi momento,

el sexo lo maldije tráeme la otra de repuesto,

tirando a la más fuerte pa' ganarme su respeto,

algún día te lo dije: ganaría el primer puesto.

Los monos en la urbe cagándose es lo más típico,

bonobos que se lucen que no merecen ni dos

de los sgundos de tu corta atención, de tu moto redención

del casco de la mami y su inmensa ambición

copiando a los pequeños fusilando su canción

sin dar un solo crédito, llamando la atención,

luces cámaras y acción,

cae la nieve en Valencia con un chuupito de ron

eso lo he visto hoy

Contigo me caso

Digo que dígalo la simienta,

cuentan y cuentan que está cantando,

que la vieron y dicen que la tormenta,

les llega, les llega de vez en cuando.

Y sienten y síes que el reberendo,

silva y la quiere de vez en cuando,

que cuando dicen que la sonríen,

mueren y mueren de vez en cuando,

y los miles de viles de la tormenta,

las cazan al vuelo de tanto en cuanto,

memento que mori y la sirvienta,

hilando muy fino en el otro cuarto,

Mira que fino le está cantando,

le silva al oído de vez en cuando,

coge y sonríe cuando le dice,

qué guapo está, dame otro cuarto,

mira que pillo que la ve y dice

que suerte que tengo, to'l día cantando,

te veo y sonrío cuando sonríes,

y ríes y ríes de vez en cuando.

Ay niña te quiero, soy muy sincero,

te veo y sonrío pasan los años,

te miro y sonríes, estás de gracia,

que buenos contigo son tos los años.

Quisiera guardarte tras la cortina,

bailarme contigo unos cuantos años,

que cuando los ve corre y va y los dice:

date tú cuenta, te faltan años.

Secando los paños tras la vereda,

partiéndome el cuello al verla pasando,

el sol calentándome en las tinieblas,

el invierno ha prescrito, diagnosticado.

Narara nanara nanananara ,

contigo cantando tras la tormenta,

contigo al retiro de aquí a unos años,

contigo retiro unos cuantos años,

contigo me miro y lo siento todo,

perdóname un tanto que soy muy tonto.

contigo me mudo a nuestro pisito,

contigo lentito, contigo el ocaso,

contigo alucíne  y contigo me caso.

Pidíendole a cualquiera que me salvara la vida

Leer escuchando: 

Hubo un tiempo en el que mi madre lloraba todos los días. Hubo un tiempo en el que la lluvia pesaba sobre los hombros y la humedad se colaba hasta el corazón, que se enraizaba a través de puntas de flechas que se incrustaban en lo más profundo del alma. Hacía frío y no había calefacción para resguardarse de los fuertes vientos que chocaban contra la ventana y aullaban elegiacamente como lobos que lo habían perdido absolutamente todo.

Hubo un tiempo donde nada apetecía, donde la estridencia de la alarma llenaba mi cabeza de dudas y calamidades y augurios de muerte. Donde rasgaba las cuerdas de la guitarra hasta partirlas o hasta llenar de sangre mis manos que ya habían perdido el tacto hacía ya unos años. Y todo se perdía, las facturas hacían manada y conforme más crecían más desaparecía todo a nuestro alrededor, los juegos, los libros, las mesas y las sillas, y mi mamá lloraba y lloraba y al final me volvía tan loco que la escuchaba en todos los rinconces del mundo.

Hubo un tiempo donde os odié a todos y cada uno de los seres humanos que habitan este planeta y  los astros cercanos, y los que pudieran existir en otra galaxia incluso a los que ya habían dejado de existir, lo odié absolutamente todo hasta que finalmente el peso se volvió tan insoportable que doblegó mis rodillas y me obligó a arrarstrarme por unas calles llenas de barro, de nubes borrosas. Arrastrándome borracho buscando cobijo armado con un caparazón de espinas que mataban todo a lo que me acercara. Buscaba amor en cualquier sitio, suplicaba amor a cualquiera que me lo pudiera dar, y todo el amor que me daban parecía no ser suficiente, siempre quería más y más porque ese amor no compensaba la soledad existencial en la que me encontraba, desprovisto de padres, desprovisto de Dios y desprovisto de mí mismo.

No quedaba nada, había muerto, un cadáver que trataba de levantarse a las 8 de la mañana y que se quedaba hasta las cinco de la mañana sopesando. Alejado del mundo y de mí mismo, totalmente roto cercenado, defectuoso, irreparable. Siendo egoísta, pidiéndole una infinita ayuda a cualquiera que pasara, pidiéndole a cualquiera que se acercara,  pidiéndole a cualquiera cualquier cosa, pidiéndole a cualquiera que me salvara la vida.

Walpurgis

En mitad de la noche de Walpurgis
la bruja me ofreció su cuello.
Y en qué mala hora lo supe,

y en qué mala hora le di un beso.

En mitad de la noche lo escupe

y las palabras heteróclitas formaron

a su alrededor la montañana que transluce,

donde el alpinista quiere estar, en sus labios.

Con su dedo índice coconduce

a la cripta donde tantos se han quedado,

y aunque lo sepas seduce,

aunque esos ojos nunca hayan amado.

Porque ella todo lo sabe

cuando lo tormenta amaina o alcanza

la masa de Dios en las nubes,

el bolso Dios en su ruca,

que cuando algo se le antoja

pone el cora en la balanza

y mucho no se lo piensa

te entierra bajo alabanzas.