Quiere que le dejen solo
o eso es lo que la gente dice,
pero cuando echan la vista atrás,
todos estos recuerdos maldicen.
Dicen que siempre camina solo,
que no se anda con tonterías,
que todo lo que ocurre en el mundo,
no son más que porquerías.
Le han visto por la ventana,
con la cabeza baja pensando,
en todo lo que nunca nos dice,
y al sol por la noche maldice.
Caminando entre el canto de alondra,
ahonda en las profundidades del mundo,
nunca se equivoca ni contradice,
contra más dicen, más taciturno.
Dicen que nunca se cansa,
que no se refleja en el vaso,
que huyen de espanto de a miles
de esparto las trenzas, ausente en su parto.
Y parten de cero rumores,
entre cristales camina descalzo,
que el mazo del juez le prohíbe
aunque sea sonreír de tanto en cuanto,
y cuentan a tontas que pide,
cuando nadie le observa en su cuarto,
abriles y mares de síes,
y tantos cuartos y tontos cuentos.
Y tantos cientos que olvida,
recuerdos marchitos y muerte,
que el gesto se tuerce y merece
los males que ya no se quitan.
Y quite de en medio le grita,
al niño que pisa descalzo,
que en trampas y bombas se peina,
que no se recluye en un cuarto.
Dictan tontos, con pocos cuenta
porque nadie conoce si muerde,
porque nadie conoce la muerte,
porque nadie sabe que con nada sueña.
