viernes, 4 de diciembre de 2020

Cerbero

 Le miré a sus seis ojos y le pedí que pasar me dejara,

que más allá de esas puertas se encontraba el amor del que Dioses se apiadan,

mas él, escrudiñando a través de mi mirada, descubrió la añagaza

y dijo: hijo mío pasa, pues no hay razón para hacer esperar a quien sus penas no aplaza.

Mientras dure...

 Hoy es un día animado de grandes ojos, de puntos sobre las íes,

de canto de alondra y risa de fuente, de clara torpeza

amenaza la tarde, impotente ante un sol turgente

de lluvia de fuego, de "olvidas la muerte".


La amenaza se despereza, centellean los metales

que se antojan como puntos sobre edificios que rugen de gana,

que mienten si prestas, pues dentro de estas

bestias, los platos sacuden, los vasos rebosan.


Hoy es un día de abril en mitad de una tormenta,

oasis entre tinieblas suscita la calma,

del alba se escuchan funestos ronquidos lejanos,

aunque vigentes, preparados para el embate sereno.


Y quién no se ha preguntado qué dicen las palmas,

pues allende corren los vientos, crujen las bisagras,

enervan los mares, se vuelan los mapas.

Mestizo viraje entre males y males,

se anuncian en bares las calamidades.

lunes, 1 de junio de 2020

La iglesia del barrio

Al final nada era como esperaba
y mamá repetía que no era su día.
Los cítricos colgando sobre los naranjos
y la ancianita decía que no los tocara.
Y todas las tardes sonaban campanas
y todas las tardes pensaba en mi hermana.
Y cada mañana cuando amanecía
comprobaba en la casa que nada faltara.

No llores mi niño, la gente es muy fría,
rezaban a Dios que secuelas dejara,
porque era muy listo y aunque ya haya acabado
algo aprendí que todavía me ampara.
Y nara nanara, naná nananara,
rezábale a Dios todo lo que he olvidado.
Le agradezco cada día día el haberme escuchado,
empujándome al cielo de aquella manera.
Cayeron naranjas, cayeron fronteras,
cayó algún hermano y perdí las maneras;
mi madre no está triste, mi hermana no frena
y suenan las campanas dentro de peceras.