jueves, 10 de febrero de 2022

400 demonios (Dellafuente)

Tengo 400 demonios que solo quieren matar a Dios,
tiritando, muerto de miedo, todas las noches ordenador.
Su cara sí que ha cambiado aunque no lo diga ha perdido la fe,
ella piensa que yo soy tonto, falsa sonrisa, fácil de ver.
No me importa nada el planeta ni la moneda, nada es real,
solo quiero fundirme en el techo, muerto de miedo, ser boreal.
No me cuentes mierdas de España ni del puto del nivel del mar,
porque antes de que acabe todo cojo la pipa y voy a contar:
 
Tengo 400 demonios que quieren sangre al amanecer,
el sol me recuerda el anhelo, me quita la soga no lo quiero ver,
la condescendencia me asfixia, solo empatía para entender:
todo lo que necesitas saber ya está escrito ponte a leer.
La ventaja que he fabricado ahora me aprieta, voy a perder,
el planeta me ha abandonado, mierda de cima todo es perder,
cientos de caminos cómo demonios me he conseguido perder,
caminantes no hay un camino, estás muy solito, ¿lo puedes creer?
 
Tengo 400 demonios que solo quieren matar a Dios,
tiro de su pelo me quito el celo, jalá que llegue el adiós,
nos quedamos ambos tan mudos, muere el cigarro, que coño pasó:
en las fosas profundas del mundo solo la nada, no cabe el amor
 
Tengo 400 demonios que me gritan que pierda la fe,
no puedo despertar del sueño, 0 ganas ganaron el late.
No sé cuántas horas durmiendo, invade angustia una ducha y café,
rumbo al trabajo, con desparpajo, 0 dudas hoy voy a caer.
 
Tengo 400 demonios miro la luna, que coño quedó,
hice una pausa, sané mi alma y sin embargo nada cambió,
todo lo que escribo es una mierda: no hay nada no hay mundo interior:
culpo al planeta, culpo a mis padres, culpo al demonio y también a Dios.
Tengo 400 demonios que solo quieren matar a Dios,
tiritando, muerto de miedo, todas las noches ordenador.
Su cara sí que ha cambiado aunque no lo diga ha perdido la fe,
ella piensa que yo soy tonto, falsa sonrisa, fácil de ver.
No me importa nada el planeta ni la moneda, nada es real,
solo quiero fundirme en el techo, muerto de miedo, ser boreal.
No me cuentes mierdas de España ni del puto del nivel del mar,
porque antes de que se acabe todo cojo la pipa: vistas al mal.
 
Fuera de mí.
Estoy fuera de mí.
No voy a mentir,
Sigo fuera de mí.

sábado, 5 de febrero de 2022

Por qué cantan las madres

Me gustaría saber la fecha de caducidad de esta carta,
no tener que andar sobre las nubes con miedo al vacío,
porque entre yo y lo terrible hay muy poca distancia,
y el miedo a lo innombrable me mira y se jacta.

Así que esto es todo lo que tengo que decir, no queda nada más,
porque entre el miedo a decirlo y el miedo a que ocurra,
todo lo que importa se escurre y finalmente las tinieblas
de lo no contado arremeten contra el tejado y esbirros
de la conciencia se instalan en tu sien para toda la vida.
El día ha llegado y me rindo ante lo evidente,
que tanta gente que ha llegado y marchado lo vuelve todo caduco,
entre la alegría y la melancolía todo se vuelve banal,
y de estas paredes y sus fronteras con vistas al mal solo queda una nimia
esperanza de que algo, un poco de algo, sea eterno.

Y yo, pobre, que no tengo nada, ni cordura ni sueños serenos,
ni apego a las ramas, ni pizca de gana,
ni tristes canciones, metales que engañan,
frustraciones frustradas y un triste cuaderno,
ni dueño ni esclavos, ni como ni duermo.
Yo que de la nada vengo y allí pretendo llegar de nuevo,
recién salido del útero materno, a gatas, explorando lo eterno,
vestido únicamente con el único amor que no caduca,
del que no he sido privado, es el amor materno.
Lo que no arraiga, que perezca en el infierno,
los semejantes son semejantes y por ellos lucho,
por ellos no como ni duermo, por ellos me levanto
y de tanto en tanto me recuerdan que merece la pena estar vivo.
Sin embargo, cuando lo material se tambalea solo queda lo vivo,
y cuando te alejas del mundo te alejan del mundo.
Y cuando estás lo suficientemente lejos para que todo te parezca nimio,
no hay Dios que te salve ni justificación suficiente,
pues el planeta tierra no cuenta contigo y sigue girando.
Nadie se detiene, todo sigue su curso, y el mundo va tan rápido
que el vértigo se asoma por la ventana y amenaza de muerte.
Yo tiritando de frío en una oscuridad intermitente,
escucho la voz que reconduce mi alma,
la voz de quien te ama incondicionalmente y no esconde nada.
La voz de mi madre que me ruega que vuelva.


Y vuelvo, porque la pobre sufre,
lee todas las señales y ruega a todos los Dioses,
porque lleguen las tardes de Abril y los meses
de cálidos abrazos y la esperanza del mañana,
pero atea, construye con sus manos el nido,
el hogar al que todos queremos volver eternamente.
Lo construye una y otra vez, las que sean suficientes,
para que los continentes sigan prosperando y las señales de muerte se vuelvan fugaces,
Y entonces todo cobra sentido, porque el amor que ella manifiesta
hace que, totalmente satisfechos por el regalo divino,
queramos construir con sus manos el hogar del mañana,
y prosperan las civilizaciones, progresa el destino
y todos nos damos la mano para construir lo eterno,
porque es lo primero que hemos aprendido de ellas. Amar y ser amado.