Versos prohibidos (Público más adulto)

La astucia del poeta

Con la mano que escribe este verso mágico
déjame escribir en tu desnudo cuerpo  las más célebres frases
esas que nunca se olvidan y pronuncias entre gemidos
sobre unas pautas que no entienden de métrica alguna.

Déjame amarte esta noche como a ninguna
y deslizar la blanca pluma del deseo por tu cumbre.
Esa a la que mis suspiros aspiran y mis manos...
mis manos acarician con la delicadeza de la arena.

Quiero ser esa pasión que desenfrena .
Por una vez olvidemos la cordura, seamos dementes.
Déjame besarte y pedirte un deseo,
te lo susurraré al oído para que la oscuridad no mitigue
mientras indago en tus más oscuros secretos.
Esos que solo mis labios conocen.

Mientras alcanzo el fruto prohibido con la yema de mis dedos
bésame sin censura y remordimiento.
Déjame escuchar tus más traviesas melodías
antes que el propio sonido se percate de nuestro pecado.
Respira el aire de mi boca y sella mis labios con tus dientes
para que tus secretos queden sellados y no aparezcan...
y no aparezcan en los versos de este poeta.

Mírame a la cara y sonríe con tus pícaros ojos
pero mírame bien como si este fuera tu último momento
pues pretendo detener tu corazón aunque sea un segundo.
Ese mismo segundo en el que te derritas en la lujuria
y colmaré tu libido con los deseos más ocultos.
Y como Adán y Eva de tu posesión más preciada te despojaré
mientras los dos recitamos los versos nunca escritos.

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