viernes, 4 de diciembre de 2020

Cerbero

 Le miré a sus seis ojos y le pedí que pasar me dejara,

que más allá de esas puertas se encontraba el amor del que Dioses se apiadan,

mas él, escrudiñando a través de mi mirada, descubrió la añagaza

y dijo: hijo mío pasa, pues no hay razón para hacer esperar a quien sus penas no aplaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario