martes, 12 de marzo de 2019

¿Hay algún doctor en la sala?

Me da miedo no tener la valentía para marcharme y me da miedo que me echen. Me repito cada mañana que temo al fracaso y tras lavarme la cara y ponerme esos calcetines rosas, me lanzo a la piscina de tumultos y raizales que te arraigan a la incertidumbre y el fracaso. Conduzco sin casco hermanando la muerte y esta despistada, me exige siempre un poco más para poder poner algo de su parte. Ese poco más vira desde la sala del mirador hasta la esperanza adormeciéndose indolora. Si hiciera balance entre la suma y los gastos lo cierto es que a cada minuto que pasa sigo perdiendo. No, yo, si no mis semejantes. Sin embargo salir de la suite con fronteras norte-sur, este-oeste y sus vistas al mal,  se nos antoja innecesario. Creo que quiero salir de este hotel del infierno y volver a encerrarme herméticamente en mi cabeza hasta que la cordura se asfixie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario