miércoles, 19 de octubre de 2022

Pasan los días

Cuál será el volumen de su cuerpo reservado
en estas telas que estiran y estiran  y estiran.
Cuántas jaramagos creciendo sobre nuestro tejado,
en caras de espanto, de frente marchitas.
Cuántos los pájaros que pían, qué tantos se oían,
que tantos se oían.
Y cuántos días que recordabas, y cuáles voces se oían
en tantos ratos, en suelos y orillas, naranjas los días.
En el puerto pescando, frente a la policía,
entre esparto está el trato, quién me lo diría.
Son tantos, son tantos,
que corren, qué espanto,
de tanto se acuerda, 
de tantos se olvida,
recuerda la mama,
memento moría,
la virgen María,
el fin de los días.

Con cuántos moría, la fría venía,
el manto de barro,
crecía y crecía,
el cielo está en llamas,
no crecen los días,
al fin tras la cima,
llovía y llovía,
y de tanto intentarlo,
corría que corría,
mojado el tejado,
nevera vacía.
Quien me lo diría,
que el verde crecía,
y que el fin de los días,
moría en la orilla.
El Dios de Lepanto,
que quién lo diría,
estuvo en el parto,
estuvo en la orilla,
y de tanto que canto,
que apetecen los días,
me fumo un petardo,
y te regalo esta vida.
Que todo esto es gratis,
y aunque cueste creerlo,
un poquito ha costado,
primero hay que leero.
Igual silbo que canto,
con el don me levanto
doy las gracias al tiempo,
y las flores que crecían.
Porque majo es el viento
llegan buenos momentos,
cuesta igual recordarlos,
siempre muere la vida.


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