lunes, 23 de febrero de 2015

El mar quiere ser liberado

Observo en silencio el mar que calla silencioso y sumiso
porque ralentiza el frenético ritmo y mi ira.
¿Y qué sería de mí si se fuera?
¿Y qué sería de él si yo muero?
Yo escribo y él canta a un compás inerte que el silencio marca.
Así vamos y así iremos como un músico y su guitarra.
Así vamos y así iremos como una princesa y su jícara.

¿Y qué más dará lo que la soledad sentencie?
Si prisión sale de su boca, que me encierre en su pecho.
Si sus pulmones se hinchan con la muerte, que me mate y me bese.
¿Qué mas da lo que acontece? Sigo impasible esperando,
quizá un poco más sensible que antaño. Quizá y solo quizá,
porque un día traté de olvidar y lo hice.

¿Y qué mas da hoy si no es mar, sol y pluma?
¿Por qué ella no me inspira sino lluvia, mar y duna?
¿Y dónde está mi luna? ¿Dónde está la mano que mece la cuna?
¿Y dónde se encuentra la ira cuando esta tormenta mina?
¿Y dónde están las lágrimas?
¿Y dónde están las páginas?
¿Y dónde están las métricas?
¡Dónde estoy yo!
¿¡Por qué no me encuentras!?
¿Por qué esperas mientras mi vida y el tiempo se escapan?

No soy yo, discúlpame... Es el mar y su ritmo ascendente.
Es el oleaje que choca con mi alma y la desordena.
Es el verso que recité ayer y hoy me condena.
Es el agua que arremete contra el puerto y se frena.
Quizá si escucharas su lamento entenderías. Quizá y solo quizá,

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