jueves, 16 de abril de 2015

Cuando los ángeles lloran

-…se ha muerto.
-Lo siento.
-¿Por qué? No es tu culpa.
-No es eso. Te acompaño en el sentimiento, si tú estás triste yo también, por algo somos amigos, ¿te duele?
-No exactamente, siento un vacío, me falta algo. Se me hace raro llegar a casa y ver que no está, me molesta no oír esos chistes una y otra vez como si fuera la primera. A pesar de que sabía que el momento llegaría pronto me cuesta aceptarlo.
-No pienses en que ya no está, piensa en esos últimos años que habéis vivido juntos. Tuvisteis momentos alegres y otros tristes, situaciones fáciles y difíciles, pero lo importante es que compartisteis tiempo.
-En parte, también estoy alegre.
-¿¡Alegre!?
-Sí, sus últimos meses fueron difíciles. No se podía levantar de la cama, había días que se le olvidaba quién éramos y se asustaba, le costaba hablar, comer… ya se tenía que ir. Él aceptaba que se iba a morir, había días que preguntaba por qué seguía aquí, aunque él sabía el por qué.
-¿Por qué?
-Por nosotros, su familia, sus hijos y nietos. Él era una luz para nosotros, nos alegraba los días. ¿Sabes que las cosas tristes a veces son bellas? Al ver su cadáver no pude evitar llorar, pero admiré su belleza. Su blanco cuerpo no respiraba, estaba tranquilo e impasible.
-¿Puede un cadáver ser hermoso?
-Sí, tan hermoso como lo era esa tarde.
-Pero si el cielo estaba nublado y llovía; no sé qué es lo que entiendes por belleza.
-Dicen que cuando llueve los ángeles lloran y esa tarde tenían razones para hacerlo.

                                                              Escrito por un amigo anónimo

sábado, 4 de abril de 2015

Cinco centímetros por segundo [próximamente]

Hay veces que tratamos de forzarnos a olvidar. Los humanos pecamos de esa inocencia sempiterna que nos persigue día a día; es como tratar, inútilmente, de deshacerte de tu propia sombra. ¿Pueden sanar las heridas del corazón? Yo creo que todo puede sanar con el paso del tiempo, pero hay algo que va a permanecer irremediablemente, y ese algo son estas cicatrices que marcan que un día no pude dejar de pensar en ti ni tú en mí. 
Apenas consigo recordar tu rostro, ni el primer beso que nos dimos. Tampoco soy capaz de recordar el dolor que ansiaba olvidar frenéticamente. ¿Dónde quedó todo aquello? Quizá en un día frío de invierno donde la nieve no solamente colapsó las vías del tren, si no también mi futuro contigo. 
Intento forzar mi mente para recordar aquellos días y no lo consigo... Quizá si no hubiese revisado los mensajes de mi antiguo móvil esta historia nunca hubiese sido contada pero por suerte o por desgracia lo he hecho. Debería comenzar diciendo que lo primero que he conseguido recordar es que un día me dijiste que los pétalos de la flor del cerezo caen a cinco centímetros por segundo[...]

martes, 31 de marzo de 2015

Capítulo 10: Promesas irrelevantes.

Algo extraño pasaba en aquel pueblo. Todos parecían estar agitados a pesar de lo temprano que era. Aunque había gran revuelto nadie había comenzado a ejercer su oficio, bien lo sabía el herrero que era el que comenzaba a trabajar antes que el resto; eso sí, todos estaban donde debían estar dentro de unas horas. Los más curiosos ni siquiera se molestaron en fingir que iban a trabajar, simplemente cogieron las piezas de frutas más inmaduras de sus hogares y algunas piedras de los caminos para poder lanzárselas al sujeto que iban a ejecutar.
Allí las noticias volaban, de hecho todos vieron el humo inmenso que se alzaba sobre las nubes, sabían que algo se había quemado y que había un culpable, y eso les bastaba para poder despertar la ira que quizá habían tenido retenida durante muchos años por una u otra razón.
Los hombres los que más les gustaba aparentar se acercaron lo más posible al ayuntamiento y discutían con los guardias, aparentemente querían entrar y golpear al culpable por sus delitos, pero tanto los hombres como los soldados sabían que solo era un juego de apariencias, era un obra de teatro donde las mujeres eran las espectadoras. Lo que ellos no sabían era que las damas de aquel pueblo eran varias veces más inteligentes que ellos y les estaban ignorando rotundamente. No es cuestión de géneros, yo simplemente me limito a narrar lo que veo, que cada uno saque sus propias conclusiones.
La puerta finalmente se abrió, todos se sorprendieron al ver un hombre vestido con gabardina y zapatos para nada modestos. Solamente habían tenido la oportunidad de ver aquellos trajes en la figura del alcalde, no estaban acostumbrados; no, mejor dicho, no estaban preparados para enfrentarse a esa situación. Toda la curiosidad de aquellos vecinos se convirtió drásticamente en un silencio súbito. Los guardias acompañaron al hombre, si no hubiese sido porque sus ropas estaban magulladas y manchadas con sangre, hubiese parecido que escoltaban a un señor importante. El camino se convirtió en un desfile donde todos observaban cómo el preso caminaba.
Las piezas no encajaban, todos se dieron cuenta de que faltaba información… Algo no iba como todos esperaban. Nadie tuvo valor a lanzarle ninguno de los proyectiles que minutos atrás ansiaban arrojar.
Los escoltas comenzaron a preparar lo que se iba a convertir en la tumba del castigado. Le ataron a un poste en la plaza del pueblo y comenzaron  a llevar tablones de madera. Iban a reducir su cuerpo a cenizas pero daba la sensación de que era una obra de teatro en vez de una ejecución pública. En estos momentos se suele anunciar el nombre del recluso, sus infracciones y la sentencia pero ante la fuerza soberana que ejercía el silencio y la duda, simplemente se limitaron a agachar la cabeza y amontonar madera su alrededor como si tratase de un ritual previamente preparado.
-¿Por qué están atando a ese caballero, mamá?
Aquella niña rompió el silencio inocentemente. Todas las miradas se dirigieron a su madre. Todos esperaban que alguien tuviese el valor de acusar a aquel hombre pero sus ojos eran más grises que el humo que vieron. Tenía una mirada cansada y distante, parecía triste incluso, era como si estuviera a punto de llorar, pero no lágrimas de culpabilidad, si no lágrimas de desconsuelo y nostalgia. Parecía que el propio mundo no le importaba.
Ante el silencio de la madre su hija se giró y le preguntó a aquel hombre de ojos grises.
-¿Por qué estás atado?
-¿Por qué estoy atado?
-¿Has hecho algo malo? ¿Has quemado una ciudad?
-Cuando las personas que amamos nos son arrebatadas la mejor manera de mantenerlas con vida es no dejar de amarlas. Los edificios se incendian, la gente muere pero el amor verdadero es para siempre -sonrió por haber encontrado aquella frase tan perfecta para esa ocasión.
-¿Entonces has hecho algo malo?
-Todos hacemos cosas malas. Lo importante no es lo que hagas sino por aquello que te recuerdan.
-Yo no creo que seas un hombre malo.

Aquel hombre le lanzó una mirada furtiva a la madre de la niña, ella entendió que debía detener la conversación de su hija.
Al fin la espera acabó y se acercaron dos guardias, uno tenía una antorcha encendido y el otro rociaba un líquido oloroso sobre la maDera. Cuando todo estuvo preparado  el guardia acercó la antorcha y todo comenzó a prender. Solamente se escuchaba el chisporroteo de las llamas consumiendo los tablones de madera. Parecía un día de invierno, silencioso y triste tirando a melancólico incluso; uno de esos que enciendes la chimenea en una habitación grande y oscura, las llamas te dan el calor que necesitas pero por alguna razón inexplicable no es suficiente para hacer que desaparezca la sensación de frío que recorre tu alma. Así se sentían aquellas personas, observaban tristemente como las llamas se acentuaban, era ilógico, pero los sentimientos no entienden de lógica alguna. Los que en un principio llevaron proyectiles y sus peores palabras preparadas se arrepentía de no haber llevado un cubo de agua, les habría sido más útil.
Había algo que les impedía moverse, la fuerza de la mirada de aquel hombre les inmovilizaba totalmente, les hacía sentir que todo estaba bien, que no tenían que preocuparse de nada.
Algunos rostros mostraron una mueca de espanto cuando el poste cayó y empujó el cuerpo contra las llamas. De repente se escuchó un grito desesperado, ‘’que alguien le saque de ahí’’.
Antes de que alguien tuviese tiempo de reaccionar otra persona señaló el cielo y gritó ‘’mirad allí arriba.

Y todos fueron testigos de cómo un hombre atado se había liberado de sus cadenas y ahora flotaba en el aire como una pluma. En el fondo de sus corazones se alegraban, por alguna razón inexplicable todos sabían que aquel hombre era inocente.

Una vez más el mago conseguía sorprender a su público, pero esta vez no había un truco de magia, había algo más que nadie pudo ver.

Fragmento del capítulo 10 de Excentricidades.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Hablan de amor los pobres...

Y yo observo impasible como todos hablan de amor.
No hables de amor joven pitusa si todavía no has vivido vida.
No trates de entender el amor cuando ni si quiera él sabe quién es.
Yo dejé de intentarlo hace tiempo, ahora me limito a observar tras la ventana.
¿Quieres poner normas a tu amor? El amor es libre, no es clandestino.
Clandestino es quien ama y no es amado, eso sí que es verdad.
Y qué mas da si no quieren que ames. Por qué debería importar.
Pero tú les sigues escuchando y lloras.
Ven conmigo y siéntate, sí, lo estás deseando.
Tranquila, no voy a morderte, soy inofensivo.
Mira a esos pobres, siguen hablando de amor. ¿No es gracioso?
¿Ves como ries? Si quedaba alegría en ese, tu corazón árido.
Ahora ve, no mires atrás. Ama.
¿Qué deberías decirle? Imagina que hablas y que no oye.
Háblale de amor de la única forma que se puede hacer.
Funde tus labios con los suyos. Acaricia sus manos. Bésale el cuello.
El resto te lo dejo a ti.
¿Tan difícil es el idioma del amor? Qué lastima, nunca lo llegarán a comprender.

lunes, 23 de febrero de 2015

El mar quiere ser liberado

Observo en silencio el mar que calla silencioso y sumiso
porque ralentiza el frenético ritmo y mi ira.
¿Y qué sería de mí si se fuera?
¿Y qué sería de él si yo muero?
Yo escribo y él canta a un compás inerte que el silencio marca.
Así vamos y así iremos como un músico y su guitarra.
Así vamos y así iremos como una princesa y su jícara.

¿Y qué más dará lo que la soledad sentencie?
Si prisión sale de su boca, que me encierre en su pecho.
Si sus pulmones se hinchan con la muerte, que me mate y me bese.
¿Qué mas da lo que acontece? Sigo impasible esperando,
quizá un poco más sensible que antaño. Quizá y solo quizá,
porque un día traté de olvidar y lo hice.

¿Y qué mas da hoy si no es mar, sol y pluma?
¿Por qué ella no me inspira sino lluvia, mar y duna?
¿Y dónde está mi luna? ¿Dónde está la mano que mece la cuna?
¿Y dónde se encuentra la ira cuando esta tormenta mina?
¿Y dónde están las lágrimas?
¿Y dónde están las páginas?
¿Y dónde están las métricas?
¡Dónde estoy yo!
¿¡Por qué no me encuentras!?
¿Por qué esperas mientras mi vida y el tiempo se escapan?

No soy yo, discúlpame... Es el mar y su ritmo ascendente.
Es el oleaje que choca con mi alma y la desordena.
Es el verso que recité ayer y hoy me condena.
Es el agua que arremete contra el puerto y se frena.
Quizá si escucharas su lamento entenderías. Quizá y solo quizá,

lunes, 9 de febrero de 2015

Excentricidades, dulces y San Valentín.



Pensando en el viaje que tengo que hacer me olvido de lo más importante, en un momento de lucidez recuerdo aquello que colma de dulzura cualquier corazón árido... Sí, hablo de dulce de leche, en concreto del helado ese que también tiene caramelo. No hay nada en este mundo que tenga azúcar y sea mejor que este helado. De hecho el dulce se podría considerar una herramienta de expresión, casi un arte. Probablemente, a no ser que vivas en una cueva, a lo largo de tu vida habrás visto azúcar de todas formas y colores.... Conejos de chocolate, tartas de gominola, personajes famosos... Hasta hay días especiales para regalar dulces como San Valentín. Quizá sea por culpa del capitalismo pero yo creo que a todos nos gusta el chocolate, si no es blanco es negro o con leche... Tampoco puedo entender a esas personas que se niegan a regalar chocolate apelando al capitalismo. San Valentín es chocolate y chocolate es felicidad (no admito contradicciones). Demonios, ¿a quién no le guste que le regalen algo? No se, las personas tienen una especial facilidad para quejarse de cosas estúpidas cuando hay problemas más serios que todos ignoran.

Mientras voy divagando sobre mil cosas compro un helado de dulce de leche al lado de la estación del tren. La dependienta me ha mirado con mala cara... ¿Por qué venden helado en invierno si luego te miran mal por comprarlo?

domingo, 1 de febrero de 2015

Fin de excentricidades y un nuevo comienzo

Creo que ya es hora de iniciar un nuevo camino para poder llegar a ser un escritor ''profesional''. Escribir es algo que me apasiona pero estoy llegando en un momento de mi vida en el que no se puede vivir de pasiones.
 Hoy en día hay varias empresas que se encargan de ayudar a los escritores a publicar sus libros mediante autoedición y muchos de estos autores que han optado por este camino han podido abrirse un camino en este difícil mundillo. 
No soy suficientemente bueno como para vivir de esto y tampoco lo pretendo pero lo que sí que sé es que con esta mentalidad  nunca llegaré a publicar un libro. ¿Talento? ¿Trabajo? ¿Emprender? Son diferentes aspectos que hay que tener en cuenta, pero no pretendo ser Shakespeare, no pretendo ser un clásico que todos recuerden, no aspiro  a vivir solo de la escritura pero... ¿Y si llegara a lograrlo?  Tengo 17 años, apenas tengo experiencia en esta vida, tengo mil cosas que vivir y otras mil por escribir. Ha llegado la hora de intentarlo. 
Voy a publicar ''Excentricidades''. Al menos voy a intentarlo y por temas de derecho de autor y demás tengo que dejar de subirlo al blog o tendré problemas en un futuro. Si el proyecto fracasara repetidas veces lo subiré completo pero espero que un día pueda abrir una entrada diciendo que podéis comprar mi libro. Es hora de emprender y es ahora o nunca, antes de que tenga un trabajo que me ocupe todo el tiempo, antes de que me quede sin ideas, antes de que el tiempo me consuma... 
Tengo que pedir disculpas a unas cuarenta personas aproximadamente que estaban leyendo ''Excentricidades'' y les gustaba. Es una verdadera lástima interrumpir tan repentinamente esta obra pero creo que esta ''novela'' tiene ese potencial que puede llegar a despertar la curiosidad del lector. Es algo nuevo puede llegar a sorprender a los lectores y eso es lo que busco. Así que lo siento mucho, de verdad.